miércoles, 7 de julio de 2010

Capítulo cinco, celos.


Victoria Ferrero.

-Joder Marta, tranquila que me entrará flato-me quejé, siguiendo casi a trote a mi prima.
-Es tarde-me recordó, sin disminuir el paso.
Resoplé, andando a su lado. La miré, y luego me miré a mí. Su falda alta de topos celestes y su camisa básica blanca a conjunto con sus tacones de aguja, no tenían ni punto de comparación con mi atuendo: una camiseta de manga corta rosa, con un perro en blanco y negro estampado en el centro de ésta, unos pantalones cortos de tela vaquera, y unas Converses rosas.
Bah, qué más daría, si la que iba a tener una cita con Diego era ella, no yo. Gruñí por lo bajo, doblando la esquina cuando nos encontramos de frente con él. Su pelo estaba húmedo, brillante. Sus ojos claros relucieron al vernos, sonriendo con esa blanca y bonita hilera de blancos dientes deslumbrantes. Me fijé en su ropa, era de mi estilo. Llevaba una camiseta negra con letras imitando a un graffiti de color verde y rosa. Sus vaqueros eran caídos, sujetados por un cinturón negro. Sus zapatillas era como las mías, pero bajas.
-Qué guapas-dijo, sonriendo.
Me limité a bajar la vista, intimidada por esa potente mirada, que parecía leer mentes.
-Gracias-escuché decir a mi prima mientras le daba dos besos.
Alcé la vista, volviendo a encontrarme con su mirada, y se acercó un paso ahcia mí, para darme dos besos. Se los correspondí, y nos pusimos a caminar por el concurrido centro e la ciudad, sin rumbo.
Marta no paraba de juguetear con su pelo y reír con ganas para llamar la atención del chico. Yo... bueno, yo me limitaba a mirar el suelo, y de vez en cuando echar una mirada furtiva al chico, que siempre miraba cuando yo lo hacía.
Nos sentamos en una cafetería. Mi prima pidió un café solo, él un cortado con leche fría, y yo, un frapuccino.
-Y anoche, ¿por qué te fuiste tan temprano?-preguntó Diego.
Esperé en silencio y con la mirada perdida en la pajita de mi café la respuesta de mi prima. Ésta me dió un codazo en el costado.
-Vicki, te pregunta a tí.
Sacudí la cabeza, y los miré.
-¿Yo?-me señalé-Por que me dolía la cabeza.
Era mentira. Me largué porque no aguantaba ver cómo Marta le tiraba los tejos a él, sin remordimientos.

1 comentario:

  1. me encanta la historia =)
    espero impaciente el proximo capi^^
    publica pronto plis
    besos

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