domingo, 4 de julio de 2010

Capítulo tres, valentía.


Marta Ferrero.

Miré de reojo a Vicky, que nos miraba confusa. Luego, desvié la mirada hacia el muchacho.
-¿Estás solo?-le pregunté, mordiéndome el labio.
Se limitó a asentir, mirando a mi prima con una sonrisa de medio lado en sus labios.
-Eh-le llamé la atención, poniéndome delante de mi prima. Por fin me miraba. Sonreí con suficiencia.-¿Bailamos?
Mi propuesta no le gustó demasiado, ya que alzó las cejas.
-Marta, Diana y yo nos vamos, ¿vale?-mi prima me hablaba al oído.
Yo la miré, sonriendo y asentí. Diego miraba cómo ambas se marchaban, siguiéndolas con la vista.
En apenas una hora, todas mis amigas se habían ido, y sin darnos cuenta, ambos bailábamos juntos. Sonreí al percartarme, y seguí bailando con él. Pasó un gran rato, apenas hablábamos. "Éste cae" pensé, sin darme por vencida. Miré el reloj, eran las 04.30 a.m. Decidí irme, pero antes tenía que conseguir algo para localizarle cuando quisiese.
-Me tengo que ir-le anuncié.
-Vaya-dijo, chasqueando la lengua. Se metió la mano en el bolsillo de la chaqueta, sacando un bolígrafo. Tendió la mano hacia mí. -¿Me permites?-sonrió.
Le tendí la mano, y me escribió su número de teléfono en el dorso de ésta.
-Llamadme mañana-me pidió.
Asentí, sonriendo. Salí del local, respirando el cálido aire de la madrugada de Julio. Reflexioné. Un segundo, ha dicho llamadme, en plural. Caminé hacia casa con los tacones en la mano, pensativa a la vez que deseosa de lanzarme a la cama y dormir del tirón hasta el mediodía el día siguiente.

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